Cita de
PanchoYV en diciembre 17, 2021, 19:22
Buenas tardes.
Hace casi 2 meses y medio me puse en manos de Mariela. Mi matrimonio de 25 años estaba prácticamente roto debido a muchísimos errores que había cometido de mi parte. No supe quererla, ni cuidarla, ni respetarla como se merecía una mujer como la mía. En todo este tiempo viví un vaivén de emociones, desde un acercamiento ya no solo por redes sociales o el móvil (comunicación esta que no me gusta) e incluso físicamente, ya no solo de haber compartido momentos con nuestros hijos, sino también a solas y por supuesto de intimidad. A pesar de esto no todo fue un camino de rosas, ella aún guarda dolor dentro de sí, y en ese sentido Mariela me aconsejo que le diese tiempo y espacio. Reconozco que en mi desesperación por no perderla llegué a ser muy excesivo en ocasiones y es en esos momentos cuando ella se aleja de mí, así que al final Mariela tenía toda la razón. Me resultaba muy difícil después de tantos años de convivencia, de haber creado una familia, de tantos momentos duros que hemos superado no poder verla todo el tiempo.
Sé que mis meteduras de pata han sido muchas, que Mariela se dejó la piel por mi caso, que han existido muchos cambios para bien, que mi esposa a pesar de todo me muestra su amor (cosas que antes ni remotamente las tenía) y yo lucho porque todo sea como antes de yo haber destruído todo. Mariela siempre me aconseja tranquilidad, para no agobiarla, pero sabiendo que me ama y que me extraña muchísimo (son sus palabras) me ha resultado muy muy muy difícil contenerme.
En todo este tiempo surgió un problema de salud de un familiar muy cercano nuestro y esto nos acercó aún más y esta situación nos hizo percatarnos del profundo amor que nos une. A pesar del dolor que sé que aún siente por mis errores (lo noto en su mirada), mi esposa ya no refiere ese tema. Yo por mi parte sigo luchando por redimirme y siguiendo los consejos que pacientemente me da Mariela. Estoy seguro que esta es una oportunidad que me ha dado la vida y no pienso desperdiciarla.
Un fuerte abrazo a todos.
Buenas tardes.
Hace casi 2 meses y medio me puse en manos de Mariela. Mi matrimonio de 25 años estaba prácticamente roto debido a muchísimos errores que había cometido de mi parte. No supe quererla, ni cuidarla, ni respetarla como se merecía una mujer como la mía. En todo este tiempo viví un vaivén de emociones, desde un acercamiento ya no solo por redes sociales o el móvil (comunicación esta que no me gusta) e incluso físicamente, ya no solo de haber compartido momentos con nuestros hijos, sino también a solas y por supuesto de intimidad. A pesar de esto no todo fue un camino de rosas, ella aún guarda dolor dentro de sí, y en ese sentido Mariela me aconsejo que le diese tiempo y espacio. Reconozco que en mi desesperación por no perderla llegué a ser muy excesivo en ocasiones y es en esos momentos cuando ella se aleja de mí, así que al final Mariela tenía toda la razón. Me resultaba muy difícil después de tantos años de convivencia, de haber creado una familia, de tantos momentos duros que hemos superado no poder verla todo el tiempo.
Sé que mis meteduras de pata han sido muchas, que Mariela se dejó la piel por mi caso, que han existido muchos cambios para bien, que mi esposa a pesar de todo me muestra su amor (cosas que antes ni remotamente las tenía) y yo lucho porque todo sea como antes de yo haber destruído todo. Mariela siempre me aconseja tranquilidad, para no agobiarla, pero sabiendo que me ama y que me extraña muchísimo (son sus palabras) me ha resultado muy muy muy difícil contenerme.
En todo este tiempo surgió un problema de salud de un familiar muy cercano nuestro y esto nos acercó aún más y esta situación nos hizo percatarnos del profundo amor que nos une. A pesar del dolor que sé que aún siente por mis errores (lo noto en su mirada), mi esposa ya no refiere ese tema. Yo por mi parte sigo luchando por redimirme y siguiendo los consejos que pacientemente me da Mariela. Estoy seguro que esta es una oportunidad que me ha dado la vida y no pienso desperdiciarla.
Un fuerte abrazo a todos.
